Científicos del Museo de Investigación Zoológica Alexander Koenig - Instituto Leibniz para la Biodiversidad Animal (ZFMK), han descubierto un "inesperado" milpiés de características únicas, dentro de un conjunto de nuevo 450 milpiés, atrapados en piezas de ámbar desde hace entre 99 a 100 millones de años.
Hace algo más de 200 millones de años los árboles, en especial las coníferas, comenzaron a producir una resina para curarse de las heridas, enfermedades y ataques de los insectos. La resina exudada sobre la herida se endurecía creando una costra protectora. Cuando al final el árbol moría esas costras podían quedar enterradas en los lodos, arcillas y materia orgánica de zonas pantanosas, como por ejemplo los grandes deltas de los ríos, iniciándose un proceso que terminaba creando las piezas de ámbar, un material apreciado desde hace miles de años por su belleza y al que los antiguos otorgaban supuestas propiedades mágicas. La pieza de ámbar más antigua trabajada por el hombre data de hace 30.000 años y se encontró en Hannover, Alemania. Quizás aquellos primeros artesanos ya se hubieran dado cuenta que dentro de las doradas piezas de ámbar había insectos y restos de plantas que habían sido atrapados por la resina mientras era líquida y preservados casi en su integridad para la eternidad. Es en nuestra era cuando somos conscientes de que los diminutos seres atrapados en las piezas de ámbar vienen de un pasado muy remoto, y pueden dar a los científicos una visión extraordinariamente detallada de las formas de vida de hace millones de años.
El último hallazgo aparece publicado esta semana en un estudio de la revista ZooKeys es el de un milpiés, que vivió hace 100 millones de años en plena era de los Dinosaurios. Las características de esta criatura son tan inusuales que sus descubridores han tenido que crear un suborden completamente nuevo en la clasificación actual del árbol de los milpiés. La nueva especie ha recibido el nombre de "Burmanopetalum inexpectatum", haciendo referencia a Birmania (el país de donde procede) y "inexpectatum" por lo inesperado del hallazgo.
El logro ha sido posible gracias a los Científicos del Museo de Investigación Zoológica Alexander Koenig - Instituto Leibniz para la Biodiversidad Animal (ZFMK), y ha sido gracias a un minucioso trabajo donde además del nuevo milpies se descubrieron otros 450 milpiés, todos ellos atrapados en piezas de ámbar procedente de Birmania, la mayoría pertenecían a grupos de milpiés que han sobrevivido hasta la actualidad; pero algunos resultaban ejemplos muy interesantes para comprender la evolución de estos seres.
Y de todos ellos destaca este de la noticia, de apenas 8,2 milímetros de longitud, lo que supone “un caso extremo de miniaturización” para su orden; pero además cuenta con algunas características morfológicas únicas como por ejemplo un ojo compuesto por cinco ommatidia (las unidades ópticas que forman un ojo compuesto), en comparación, el resto de milpiés cuentan con solo dos o tres ommatidia. Otra distinción es el hipoprocto inusualmente liso y sin manchas del artrópodo (el punto ubicado entre la abertura anal y los genitales). Está tan intacta que sus órganos reproductivos son reconocibles, lo que hace posible identificarla como una hembra adulta.
Esta diminuta milpies no es una gigantesca Arthropleura, un tipo de milpiés que llegó a tener 2,3 metros de longitud, siendo los invertebrados terrestres de mayor tamaño conocidos de todos los tiempos, y que llevaban extintos más de 180 millones de años cuando la milpiés quedó atrapada en la resina que terminó transformándose en el ámbar que ahora vemos. Pero este hallazgo ayuda a entender la evolución y las capacidades de estos seres que recordemos tienen el mérito de ser de los primeros animales en colonizar los ambientes terrestres. Mucho antes de los humanos, y de los dinosaurios, hubo una época en la que la Tierra fue el planeta de los milpiés.
Burmanopetalum inexpectatum. -Imagen: |
- Fuente: Publicación en ZooKeys
- Nota de prensa del Museo de Investigación Zoológica Alexander Koenig
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