Descubren una sorpresa antiquísima dentro de un meteorito encontrado en la Antártida

Ilustración que muestra cómo un asteroide se tragó
una porción de material de los bloques de construcción 
original de los cometas y se conservó dentro del meteorito 
que fue descubierto por un equipo de científicos
liderado por Carnegie.
-La imagen es cortesía de Larry Nittler y la NASA.-
Los meteoritos fueron una vez parte de cuerpos más grandes, asteroides, que se rompieron debido a colisiones y cuyos fragmentos navegaron por el espacio hasta nuestro planeta sobreviviendo al viaje a través de la atmósfera terrestre. Su composición puede variar sustancialmente de un meteorito a otro, reflejando las diversas historias de su origen en los distintos cuerpos donde se formaron con materiales y en lugares diferentes del Sistema Solar.

Tanto los asteroides como los cometas nacieron a partir del disco de gas y polvo original que una vez giró alrededor del joven Sol, ese gas y polvo fue uniéndose para formar cuerpos más grandes a diferentes distancias del Sol, y por tanto a diferentes temperaturas y recibiendo diferente radiación, terminó afectando a la composición química del material original. Por ejemplo en comparación con los asteroides, los cometas que se formaron mucho más lejos del Sol contienen grandes fracciones de hielo de agua y mucho más carbono.

Al estudiar la química y mineralogía de un meteorito, los investigadores como el autor principal del artículo, Larry Nittler del Instituto Carnegie, pueden revelar detalles sobre su origen, formación y la cantidad de calor y otros procesos químicos que experimentó durante los años de formación del Sistema Solar.

Se cree que una clase particularmente antigua de meteoritos llamados condritas carbonáceas se formó más allá de Júpiter. Uno de estos meteoritos antiguos fue descubierto en el campo de hielo LaPaz de la Antártida ha resultado ser un ejemplo particularmente puro con un mínimo de desgaste desde su aterrizaje en la superficie de la Tierra; pero además en su interior contenía una sorpresa. El equipo de Nittler encontró una porción muy rica en carbono de material primitivo que tiene algunas similitudes sorprendentes con partículas de polvo extraterrestre que se cree se originaron en cometas que se formaron cerca de los bordes externos del Sistema Solar, aproximadamente sólo 3 a  3.5 millones de años después de que surgiera el Sistema Solar, en una época en la que los planetas estaban en formación y la Tierra era sólo una de las decenas de protoplanetas que orbitaban al Sol en órbitas poco seguras y recibiendo el impacto de cometas y asteroides gigantes. Eran tiempos salvajes de destrucción y crecimiento de los planetas que ahora conocemos. Este meteorito, fue una vez parte de un asteroide que capturó este pequeño fragmento de material original de alrededor de una décima de milímetro de diámetro.

"Debido a que esta muestra de material de bloques de construcción comentarios fue tragada por un asteroide y conservada dentro de este meteorito, fue protegida de los estragos de la entrada a la atmósfera de la Tierra", explicó Nittler. "Nos dio un vistazo al material que no habría sobrevivido para alcanzar la superficie de nuestro planeta por sí mismo, lo que nos ayudó a comprender la química del sistema solar primitivo".

Pero además la existencia de este material también indica a los investigadores que, por alguna causa, debió producirse una migración de materiales, desde los bordes exteriores del Sistema Solar, donde se formaron los cometas y los objetos del Cinturón de Kuiper, como por ejemplo los planetas enanos decubiertos en los últimos años. Ese material viajó en forma de cometas viajó hasta zonas mucho más cercanas al Sol como es el área más allá de Júpiter donde se formaron los asteroides de condritas carbonáceas, uno de ellos capturó restos de material cometario y en algún momento se rompió, seguramente debido a un impacto, mandando hacia la tierra un trozo que terminó en la helada Antártida, mostrando a los investigadores un pequeño fragmento de un cometa ancestral.

El hallazgo, publicado por Nature Astronomy , podría ofrecer pistas sobre la formación y evolución de nuestro Sistema Solar.

- Fuente: Nota de prensa del Instituto Carnegie.

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