Científicos alemanes y japoneses han conseguido insertar un gen humano en unos fetos de monos tití, logrando que los cerebros de los primates comenzaron a desarrollar áreas más grandes, complejas y avanzadas.
Los investigadores pertenecían al Instituto Max Planck de Biología Celular Molecular y Genética en Dresde (Alemania), al Instituto Central de Animales Experimentales en Kawasaki y la Universidad Keio en Tokio (Japón), efectuaron el experimento con fetos de titíes (un tipo de mono de pequeño tamaño originario de América del Sur) inyectándoles un gen llamado ARHGAP11B, que dirige las células madre que dan origen a la formación del cerebro humano. Este experimento ya se había realizado anteriormente en ratones y hurones; pero se quería comprobar el efecto que tendría en mamíferos que estuvieran más cerca evolutivamente de los humanos; y los resultados fueron sorprendentes. Se logró que los cerebros de los fetos del los monitos en formación aumentaran su tamaño y se hicieran más complejos, respecto a lo que tendría que ser su desarrollo normal. Hubo un crecimiento neuronal similar a la expansión de un cerebro humano, pero en especial fue muy significativo la formación de un neocórtex o neocorteza, una zona que está ligada a las habilidades cognitivas humanas como el razonamiento y el lenguaje.
El neocórtex con su característico plegado en forma de nuez es la parte evolutivamente más joven de la corteza cerebral humana, es aproximadamente tres veces más grande que el de los chimpancés que son nuestros parientes más cercanos. El plegado en arrugas cumple la función de aumentar la superficie del neocortex para encajar dentro del espacio del cráneo.
El gen ARHGAP11B específico para humanos surgió a través de una duplicación parcial de un gen antiguo y ubicuo (que cumple diversas funciones) el ARHGAP11A. Esta división se produjo hace aproximadamente cinco millones de años, durante de la separación* entre dos tipos de simios ancestrales unos darían origen a los chimpancés, y otros los que portaban el nuevo gen dieron origen a los linajes de neandertales, denisovanos y a nosotros los humanos actuales.
Pero el nuevo gen no era un brebaje mágico, no se encendió un chispa que hizo evolucionar automáticamente, fue un proceso largo, nuestros antepasados debieron pasaron diversas fases. La evolución del cerebro y activación del gen tuvo que sufrir otras mutaciones, los investigadores creen que la fase crucial tuvo lugar entre hace 1,5 millones de años y 500000 años
El equipo de científicos concluye que “estos resultados sugieren que el gen ARHGAP11B específico para humanos puede haber causado la expansión de la neocorteza en el curso de la evolución humana”.
Gracias al gen el cerebro pudo evolucionar hacerse más grande, complejo y capaz de logros asombrosos, de entender conceptos como el bien y el mal y la responsabilidad que supone elegir entre uno u otro. ¿Qué logros nos permitirán conseguir los nuevos hallazgos? ¿Sabremos seguir diferenciando entre el bien y el mal?
*Separación chimpancés humanos, se calcula que la separación completa fue hace unos 4,1 millones de años aunque el proceso pudo iniciarse un par de millones antes
Fuentes:
Revista científica "Science"
Eureka Alert
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